martes, 2 de noviembre de 2010

Cae la piel de los huesos


Nunca pensé que podía derretirme la piel entre los dedos
sombras lejanas de bestias nocturnas
dejándome los labios en el camino que
aunque no de rosas ,esta mojado
y la lengua se me vuelve negra
más que importa
si al resguardo de un sofá improvisado en la tormenta encuentro calma
poniendo en pausa todo lo que atormenta a el tacto
sintiéndome parte de sangre ajena
pese a mi toxicidad ilícita, no tengo escrito veneno
pues nada podría matar(nos) la existencia
esta que es
reposada, sangrienta y desmedida
ponernos a prueba el mundo y el reloj marcha atrás
donde nada importa
cuando me traspasan las especulaciones
por no chocarme del todo
sin quemarme así, las entrañas.

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