domingo, 9 de noviembre de 2014

Sacrificios



Tu quieres quemarme,
 y yo 
quiero arder,
buscando el silencio
 o el rugido más feroz,
nos quedan unos años
 de trabajos sucios,
para terminar
 de hacer la limpieza
o acabar
 con una mano menos,
en sacrificio a la santa madre,
que se ríe desde su trono
 de flores desteñidas.
La pintura de guerra, 
la ofrenda,
es tu salvia
 sobre mi
 volcándose
he de admitir 
ansío tu muerte 
entre mis manos.

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