lunes, 22 de septiembre de 2014

El telar de la vigilia



Son tus manos

vestigios
de catedrales
de piedra y arena,
comisuras agrietadas
en el silencio,
cuando se aúnan los coros,
para acunar
los ojos cerrados
a un sueño versátil,
del que nacen
telarañas de plata
que vas tejiendo,
entre tus dedos manchados
de tanto amor,
que aun 
me falta por darte.
La suma de los deseos,
de deslices,
de oleos
deshechos en tu pelo,
es el sueño
de una palabra,
que suaviza
la crudeza
de un mundo ennegrecido,
donde no hay espacio
para la poesía
que te cedo.

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