Creía que te encontraría en aquella esquina
donde cae la sombra,
en otra ciudad
en un aeropuerto,
oculto tras el periódico
de ayer.
Te busqué
en diferentes miradas
en contextos interminables
de pieles de cenizas esparcidas,
en mis viejos cassettes,
en los cuarenta.
En los poemas que rompí
una noche de desvelo.
Y ahora
te encuentro
en forma de resplandor dorado
que se derrama
por mi pecho
desembocando
sobre tu cama.
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