
Nunca pensé que podía derretirme la piel entre los dedos
sombras lejanas de bestias nocturnas
dejándome los labios en el camino que
aunque no de rosas ,esta mojado
y la lengua se me vuelve negra
más que importa
si al resguardo de un sofá improvisado en la tormenta encuentro calma
poniendo en pausa todo lo que atormenta a el tacto
sintiéndome parte de sangre ajena
pese a mi toxicidad ilícita, no tengo escrito veneno
pues nada podría matar(nos) la existencia
esta que es
reposada, sangrienta y desmedida
ponernos a prueba el mundo y el reloj marcha atrás
donde nada importa
cuando me traspasan las especulaciones
por no chocarme del todo
sin quemarme así, las entrañas.
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